El 6 de octubre de 2020 se celebra el 29 aniversario de la muerte del Venerable Alfonso Gallegos, Agustino Recoleto y obispo Auxiliar de Sacramento, California. Su memoria y legado continúan viviendo en los corazones de aquellos que lo conocieron.
“Difunde amor dondequiera que vayas. Que nadie se acerque a ti sin irse más feliz.” Santa Teresa de Calcuta
Los que tuvieron la suerte de conocer al obispo Gallegos se sintieron más felices y apreciados como seres humanos. Incluso si ese encuentro fue breve; como en el caso de Stephen M. Bauer, quien lo conoció en la década de 1980, en una recaudación de fondos del Día de San Patricio: “Yo era un cantinero voluntario, por lo que estaba en condiciones de observarlo interactuando con todos los demás. Anteriormente, nunca había oído hablar de él. Sin embargo, antes de que comenzara la cena, se acercó a mí y se presentó. Creo que me dijo que lo llamara simplemente ‘Al’. Era una persona cálida, muy extrovertida, gentil y nada rígido, distante o condescendiente. ¡Si no lo conocías nunca te podrías imaginar que era obispo! Mi conversación con él duró menos de sesenta segundos. Y sin embargo, durante esos pocos segundos, me sentí profundamente valorado como persona. Nunca lo he olvidado”.
Su secretaria, Olympia Nuñez, recuerda su alma humilde y su espíritu puro. “Era muy amable y alegre y trató de transmitir a la gente el mensaje de que enmedio del sufrimiento personal debemos ser amables y alegres. A menudo decía: ‘¡Qué hermoso día!’ Era muy optimista”.
Aldo Núñez, que era monaguillo en la Iglesia Cristo Rey – Los Ángeles, cuando Gallegos era pastor allí,dice: “Recuerdo su gran sonrisa, su risa, su amor por la vida, amor por la gente y por Dios. Nos transmitió ese amor a todos. Siempre recordaba a los jóvenes que tuvieran presente a Dios en todas sus acciones. Me ayudó a alejarme de las pandillas y de las drogas, sin hacerlo a la fuerza, hablándome y animándome a hacer la voluntad de Dios, de una manera amable. Realmente, espero que pueda verlo declarado santo.”
El obispo Gallegos ha dejado un recuerdo imborrable en los corazones de muchos y continúa tocando muchas vidas con su inspiradora historia de bondad y amor. Su viaje fue extraordinario: superó los inconvenientes que le produjo una severa miopía, y lo hizo con fortaleza y fe,convirtiéndose –contra todo pronóstico- en religioso, sacerdote y obispo.
El amor es lo que queda y se recuerda. Esa realidad está bellamente expresada en la primera carta de San Pablo a los Corintios: “El amor nunca falla. Desaparecerán las profecías, las lenguas cesarán y tendrá fin la ciencia. Tres cosas hay que permanecen: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más grande de las tres es el amor.”(1 Corintios 13: 8-13)
Mons. Alfonso Gallegos es recordado 29 años después de su muerte porque vivió fielmente el mandamiento de Jesucristo de “Amarse los unos a los otros”, y al hacerlo difundió el amor dondequiera que estuvo. Quien lo encontró se fue más feliz después de conocerlo, y es por eso que todavía se le recuerda hasta el día de hoy.
Alfonso Gallegos fue ordenado sacerdote en la Orden de Agustinos Recoletos en 1958 y nombrado obispo Auxiliar de Sacramento, California, en 1981. Sirvió en Nueva York, Los Ángeles y Sacramento. Su causa de canonización se abrió en diciembre de 2005 y fue declarado Venerable por el Papa Francisco en 2016. Sus restos mortales descansan en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Sacramento.