El Escudo Episcopal del Obispo Alfonso Gallegos, OAR.

En el Emblema Episcopal del Obispo Gallegos se refleja su espiritualidad. Nos muestra su amor a los jóvenes, a San José y a la Virgen María, bajo el título de Nuestra Señora de Guadalupe y su lema: «Amaos los unos a los otros».

    Sobre un lienzo blanco, que representa las nevadas Sierra Montañas, de la Diócesis de Sacramento, se coloca una rama triplicada de ortiga, tomada del escudo de armas de la familia Gallegos. La rama se triplica para representar a la Santísima Trinidad, de esta, también salen siete hojas verdes, que simbolizan los siete sacramentos, esencia del cristianismo. Las hojas son verdes para reflejar la juventud y el crecimiento.

    En la parte superior del escudo, conocida como «jefe», está dividida de la parte principal del escudo por una línea de demarcación llamada “dancita”, una serie de galones conectados. En el galón, encontramos una variación de la «escuadra del carpintero» recuerdo de San José, patrón de la Familia Gallegos y los Agustinos Recoletos.

En el «jefe» hay una rosa de oro que honra a la Santísima Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, Reina de México y Emperatriz de las Américas y las islas Filipinas; utilizada como estela de los inmigrantes. La rosa se coloca entre dos alas aztecas, símbolo de San Miguel, el patrón de la parroquia de Los Ángeles en la que se crio el obispo Gallegos y luego se desempeñó como pastor antes de su nombramiento en la Conferencia Católica de California. El fondo rojo del cacique honra el amor a San Agustín, patrón de la Orden de Agustinos Recoletos.

Lema

Como frase característica de su episcopado, el obispo Gallegos eligió la cita bíblica «Amaos los unos a los otros» Jn 13,34. Este es el nuevo mandato que Cristo encargó a todas las personas. También son las primeras palabras de la Regla de San Agustín, que como Agustino Recoleto se comprometió a vivir. Esté lema se ha colocado dentro de la correa del hábito de la Orden de Agustinos Recoletos.

El Escudo se completa con los ornamentos externos, que son una cruz procesional de oro, colocada en la parte posterior del escudo y que se extiende por encima y por debajo del escudo, y el sombrero pontificio, con sus seis borlas, en tres filas a cada lado del escudo, todo en verde. El sombrero, usado por los obispos en cónclaves solemnes hasta 1870, y la cruz son la insignia heráldica de un prelado con rango de obispo, por instrucción de la Santa Sede del 31 de marzo de 1969.