Francisco se encontraba en bancarrota el año 2013 y recurrió a un abogado para que le ayudara con las cuestiones legales de la deuda de su casa. Le pagó 5.000 dólares por sus servicios pero el abogado desapareció con el dinero. Francisco P. llevó el caso a la justicia pero el abogado no apareció. Así pasaron 3 años entre reclamación y reclamación.
En año 2015 la situación estaba tan complicada que Francisco P. hizo una novena al obispo Alfonso Gallegos para que le ayudara a recuperar su dinero. Pocos días después de terminar la novena, cuando él no estaba en casa, apareció por sorpresa, un hombre desconocido, alegando que trabajaba para el IRS. Le pidió a su esposa todos los documentos relacionados con el caso pendiente, le dio su tarjeta de presentación y dijo que su esposo recibiría un cheque en breve por la cantidad de 5.000 dólares. El cheque llegó unos días después, como había dicho el hombre. Semanas después, Francisco P. y su esposa fueron a buscar al hombre que ayudó a resolver este caso utilizando la información contenida en la tarjeta de visita que les había dejado. Llegaron a la dirección de la tarjeta, pero en esa dirección no trabajaba nadie con ese nombre.
Francisco P. era un hombre humilde y pobre, y muy devoto de Gallegos. En otra ocasión se encontraba con apuros para pagar su renta mensual. Había ido a la iglesia del Pilar (Santa Ana), porque allí acostumbraba a ayudar en diferentes servicios. Ese día se había quedado un poco más en el salón parroquial «Monte Carmelo», del Pilar, para preparar la comida para la fiesta de la Divina Misericordia y andaba afanado recogiendo y poniendo todo en orden cuando se le acerco un hombre que no conocía y le dijo:
Francisco. ¿como estas?; y sin más, le dió un sobre, le dijo: «métetelo en el bolsillo; no te preocupes, esto es para que te ayudes»
Francisco en esos días andaba sin blanca y preocupado por no poder pagar su renta.
El hombre salio, dio la vuelta detrás del Monte Carmelo, y Francisco se fue a salon Santa Monica a seguir recogiendo. Cuando vio que había sobrado comida salió corriendo para invitar al hombre misterioso. Salió al estacinamiento pero ya no estaba.
llego a su casa y abrió el sobre; tenía exactamente el dinero para la renta; se emocionó. Francisco cree que fue la intercesión del Monseñor Gallegos. Un angel de Dios.
Durante varias semanas Francisco buscó al hombre entre los feligreses de las misas y de los grupos parroquiales. Nunca más lo volvió a ver.